Centro de Memoria Histórica del Colegio Madrid

DOLORES REVAQUE

La maestra Revaque sin duda fue uno de los maestros que dejo huella en sus alumnos, me atrevería a decir sin excepción, por ser buena impartiendo la materia de Anatomía Humana, por su personalidad y por el trato peculiar con sus alumnos (se divertía mucho con el comportamiento adolescente).

A la fecha, cuando nos reunimos los que tuvimos el placer de conocerla la recordamos con gusto y no hay quien no tenga una anécdota vivida con ella.

Era una mujer distinguida, elegante, impecable de imagen, erguida al caminar y sonriente. Al entrar al salón imponía y todos guardábamos silencio de inmediato, sabíamos que debíamos comportarnos y estudiar porque en cualquier momento podíamos ser blanco de sus preguntas o bromas “exprime la toronja que tienes por cabeza” jajaja.

Siempre acompañada de su esqueleto Juanito (que debíamos respetar) sus clases eran entendidas y entretenidas porque los temas eran acompañados de ejemplos o historias interesantes sumado a que era una gran dibujante del cuerpo humano nos mantenía atentos, fueron sus bases para que aprendiéramos la materia, claro sin olvidar que era exigente con las tareas y sus exámenes eran difíciles.

Fuera del salón de clases empática, buena oyente y contundente con sus comentarios la hacían una buena consejera.

En lo personal la huella que me dejo perduraría no sólo a lo largo de mis estudios en la facultad de medicina, sino porque formó parte de mi transformación hacia mi identidad e independencia que con lleva la última etapa de la adolescencia.

¡Gracias maestra Revaque!