Centro de Memoria Histórica del Colegio Madrid

LOS COLEGIOS DEL EXILIO EN MÉXICO

El exilio español, más allá del drama humano y personal que conllevó, trajo a Latinoamérica y a México muchas de las ideas pedagógicas y filosóficas de la España republicana. Los maestros y pedagogos que le dieron cohesión al proyecto cultural y educativo de la República, tuvieron que exiliarse a este lado del mar y continuar con su labor docente en estas tierras.

El gobierno republicano en el exilio, constituyó primero el Servicio de Emigración de los Republicanos Españoles (SERE) y luego la Junta de Auxilio a los Refugiados Españoles (JARE) para atender las necesidades fundamentales de las familias exiliadas. Además de procurarles trabajo y medios de subsistencia, fue prioritaria la educación de los niños y jóvenes que venían de la guerra. Específicamente se fundó el Instituto Hispano Mexicano Ruiz de Alarcón que cerró sus puertas por problemas de organización. Posteriormente se fundaron varios colegios en provincia a instancias de la Fundación (Patronato) Cervantes. En 1939 se fundaron el Instituto Luis Vives, que perdura hasta nuestros días, y la Academia Hispano Mexicana. En 1941 la JARE fundó el Colegio Madrid, que posteriormente se convirtió en un fideicomiso y luego en una Asociación Civil.

El éxito de estas instituciones fue, en gran medida, la labor de docenas de maestros y pedagogos críticos que se habían formado en la España de la república, vanguardia educativa en el mundo de la década de los treinta.
Además de los colegios fundados con el apoyo de las autoridades republicanas en el exilio, hubo esfuerzos personales que cristalizaron en la fundación de escuelas de vanguardia. Vale la pena mencionar la obra de José Costa Jou, promotor de la educación activa en México y Cuba; también la Escuela Experimental Freinet, fundada por Patricio Redondo en San Andrés Tuxtla; y la Escuela Manuel Bartolomé Cossío, creada a instancias de José de Tapia.

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