EL TEMBLOR DE 1985
EL CURSO ESCOLAR 1985-1986: UN AÑO DE SOLIDARIDAD EN LA CIUDAD DE MÉXICO Y EN EL COLEGIO MADRID
El 19 de septiembre de 1985, a las 7:19 horas se registró un terremoto en la Ciudad de México de 8.1 grados Richter. Las cifras oficiales hablan de 252 edificios colapsados y más de 50 mil dañados en distintos grados.
El Colegio Madrid sufrió importantes daños en sus edificios de Bachillerato y Secundaria, sin embargo los daños no afectaron gravemente sus estructuras, debido a que los edificios se habían apuntalado y fortalecido después de un sismo anterior. Asimismo tampoco hubo víctimas de ningún tipo.
Sin embargo, con el fin de evaluar y reparar los daños, 1,400 alumnos de la Secundaria y el Bachillerato, tuvieron que ser reacomodados en los edificios administrativos, la biblioteca, la Unidad Cultural y en espacios de la Primaria y el Preescolar, donde se acondicionaron ocho aulas prefabricadas.
La comunidad del Colegio Madrid hizo frente a las incomodidades, así como a los retos técnicos y financieros y en poco menos de un año, el 10 de septiembre de 1986 se reabrieron los edificios del Bachillerato y el 25 de noviembre los de la Secundaria.
La reconstrucción de los edificios dañados ascendió a 300 millones de pesos (el dólar promedió ese año 914 pesos) de los cuales el 46.6 % fue aportado por el seguro de los edificios y los ahorros del propio Colegio. Los padres de familia aportaron poco más de 19 millones de pesos en donativos y aportaciones extraordinarias y en general la comunidad del Colegio, personal docente, administrativo, alumnos y exalumnos, sumaron aportaciones por más de 31 millones, poco más del 10 %. Donativos externos del Fondo Nacional de Reconstrucción, del Banco Nacional de México, del pueblo y gobierno de Cuba, así como de ciudadanos de Luxemburgo, sumaron el 32 % del financiamiento. Finalmente, gracias a la excelente administración financiera de los recursos obtenidos, se cubrió el 10 % restante.
Los esfuerzos financieros, nunca hubieran sido suficientes sin la solidaridad y el trabajo cotidiano de toda la comunidad del Colegio para sacar adelante ese difícil año, tanto en la Institución como en la Ciudad de México.
AULAS PROVISIONALES
RECONSTRUCCIÓN
TESTIMONIO DE ELIA ARJONILLA, MADRE DE FAMILIA Y EXPERTA EN PREVENCIÓN DE RIESGOS
El 19 de septiembre de 1985 a las 7:19 de la mañana dos grupos de Preparatoria se encontraban tomando clases en el Colegio. Sólo estos alumnos con sus maestros y el personal de mantenimiento e intendencia empezaban temprano, porque entonces las clases para todos los demás iniciaban a las 8 de la mañana. Cuando sintieron el fuerte temblor no sabían qué hacer y pasaron mucho miedo, pero no sufrieron daños físicos.
Aunque el sismo había sido muy fuerte, los padres llegaron como de costumbre a dejar a sus hijos al Colegio. Poco a poco (ya que entonces no había los medios de comunicación inmediata con los que contamos actualmente) se fue conociendo la magnitud de los daños producidos por el temblor en varias zonas de la Ciudad y las autoridades del Colegio decidieron suspender las clases hasta nuevo aviso. La gente comentaba que había habido muchos daños en otras zonas y aunque por la zona de Tlalpan se veía todo tranquilo, los padres estuvieron de acuerdo con la medida. Los edificios del Colegio fueron revisados por especialistas de diferentes instituciones para decidir si se podían seguir utilizando y solamente la sección de Preparatoria (hoy CCH) necesitaba algunas reparaciones antes de volverse a ocupar. Sin embargo, además de los edificios de la Preparatoria, y debido a revisiones posteriores, se acabaron rehabilitando estructuralmente los edificios de Secundaria y Primaria, para que todas las secciones fueran seguras y resistentes ante sismos tan fuertes como el que había sucedido. Preescolar no necesitó rehabilitación estructural porque su construcción y distribución de edificios de una sola planta no lo requería.
En los días y semanas subsecuentes, hubo que adaptar espacios provisionales para reubicar a los alumnos y poder reiniciar las clases mientras se hacían las obras mayores. Los padres de familia fuimos convocados a una reunión para que con toda transparencia se nos explicaran estos planes. Entonces el espíritu de solidaridad que siempre ha caracterizado a la comunidad del Madrid salió vivamente a relucir y de manera espontánea nos organizamos en una comisión para apoyar al Colegio con diversas propuestas de acción como respuesta ante las réplicas de los sismos que sabíamos se seguirían sintiendo. Rosa Melgar y yo formábamos parte de ese grupo de madres de familia voluntarias y creíamos que sería sencillo copiar algún programa de seguridad institucional y adaptarlo al Colegio. La realidad que encontramos fue que en México prácticamente no existían tales programas y los de otros países eran apropiados para otras condiciones físicas, materiales y hasta psicológicas. Pronto supimos que teníamos que diseñar algo a la medida para el Colegio. Solamente un programa de seguridad en México, el del Liceo Mexicano Japonés, nos aportó elementos para desarrollar el nuestro. De ellos tomamos los lemas NO CORRO, NO GRITO Y NO EMPUJO que luego llevaríamos a la Secretaría de Educación Pública.
La realidad que encontramos fue que en México prácticamente no existían tales programas y los de otros países eran apropiados para otras condiciones físicas, materiales y hasta psicológicas. Pronto supimos que teníamos que diseñar algo a la medida para el Colegio. Solamente un programa de seguridad en México, el del Liceo Mexicano Japonés, nos aportó elementos para desarrollar el nuestro. De ellos tomamos los lemas NO CORRO, NO GRITO Y NO EMPUJO que luego llevaríamos a la Secretaría de Educación Pública.
Nuestra propuesta resultó exitosa, al primer sismo que siguió a los del septiembre del 85 ya todos sabían qué hacer y eso redujo la ansiedad de toda la comunidad. Las Sociedades de Padres de Familia solicitaron a la Junta de Gobierno que nosotras, la “Comisión de Seguridad” (o las Chicas Terremoto como nos decían), fuéramos contratadas de forma permanente para continuar con esta relevante labor en el Colegio y así se procedió de forma inmediata. Gracias a los apoyos y a la voluntad de toda una comunidad Rosa y yo pudimos trabajar de tiempo completo en la consolidación del programa.
Posteriormente, y ya como personal de la escuela fuimos invitadas por la Secretaría de Educación Pública para participar en la creación del Programa Nacional de Seguridad y Emergencia Escolar. Con esa responsabilidad y con base en los materiales desarrollados para el Colegio, elaboramos textos y formamos capacitadores para toda la República. Además dimos capacitación para autoridades de muchas escuelas oficiales y particulares. También hubo investigadores extranjeros interesados en nuestro trabajo que publicaron la experiencia del Colegio.
Pero lo más importante del programa que propusimos entonces es que todavía existe el protocolo de seguridad que tanto valoramos como institución.
Elia Arjonilla
COMISIÓN DE SEGURIDAD
PROGRAMA DE SEGURIDAD
El Colegio Madrid, convencido de la importancia que tiene el vivir y desarrollarse dentro de un ambiente seguro, cuenta con un Programa Interno de Seguridad. En este Programa participamos todos: alumnos, profesores, personal administrativo, autoridades, padres de familia y visitantes; está coordinado por una Comisión de Seguridad.
El Colegio Madrid cuenta con el sistema de alerta sísmica que se activa por una situación de EMERGENCIA o bien por un SIMULACRO, que se efectúan periódicamente para establecer los procedimientos de evacuación y repliegue y así poder actuar con presteza en caso necesario.
Adicionalmente estamos preparados para actuar frente a eventos como la presencia de enjambres de abejas, eventos climáticos extremos o comportamientos antisociales.